El sur de Europa se enfrenta a una ola de calor histórica que ha disparado los termómetros y las alertas en buena parte del continente. Desde Portugal hasta Italia, pasando por España y Francia, los valores extremos de temperatura han convertido junio en un mes sofocante, con registros nunca antes vistos y un impacto creciente tanto en la salud pública como en el medio ambiente.
En ciudades como Sevilla, Lisboa, Burdeos o Venecia, el calor no da tregua y se han activado medidas de emergencia para mitigar sus efectos. Las autoridades insisten en que estas olas serán cada vez más frecuentes e intensas debido al cambio climático, y que será necesario adaptar los entornos urbanos y reforzar las redes de protección ante fenómenos extremos.
Récords históricos en plena ola de calor
El sábado, España alcanzó un nuevo máximo histórico con 46 ºC registrados en Granado, Andalucía, superando el récord anterior de 45,2 ºC en Sevilla, que se mantenía desde junio de 1965, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). En Portugal, se esperan picos de hasta 43 ºC en ciudades como Beja y Évora, mientras que en Francia todo el país sufre temperaturas por encima de lo habitual.
La situación se replica en otros países del continente. Serbia y Eslovenia rompieron sus respectivos récords de temperatura para un mes de junio, y en Macedonia del Norte los termómetros alcanzaron los 42 ºC el viernes.
Italia en alerta máxima
En Italia, 21 ciudades permanecen en alerta roja por calor extremo, entre ellas Milán, Nápoles, Florencia, Roma y Venecia. Los hospitales han registrado un incremento del 10 % en las atenciones por golpes de calor, deshidratación e insolación, especialmente entre ancianos, enfermos crónicos y personas sin hogar.
«Sobre todo en las ciudades donde hay altas temperaturas y humedad elevada, vemos un aumento claro de ingresos por causas relacionadas con el calor», advirtió Mario Guarino, vicepresidente de la Sociedad Italiana de Medicina de Urgencias.
La capital italiana desplegó ambulancias cerca de los principales sitios turísticos y muchas familias tuvieron que cancelar actividades al aire libre por el riesgo de desmayos o complicaciones. “Íbamos a visitar el Coliseo, pero mi madre casi se desmaya”, contó Anna Becker, turista británica en Roma.
Ciudades mediterráneas adaptan medidas de emergencia
Conscientes del riesgo, varias ciudades del sur europeo han implementado planes especiales para proteger a los más vulnerables. En Venecia, se ofrecen visitas gratuitas a edificios climatizados para mayores de 75 años; Bolonia ha habilitado siete "refugios climáticos" con aire acondicionado y agua; y en Ancona se están distribuyendo deshumidificadores a personas con riesgo.
En Marsella, Francia, se han abierto piscinas municipales sin coste para aliviar el calor. No obstante, el impacto va más allá de la salud humana: la biodiversidad también sufre. “Estamos acogiendo aves en dificultades por todas partes, nuestros siete centros están saturados”, afirmó Allain Bougrain-Dubourg, presidente de la Liga para la Protección de las Aves (LPO).
España y Portugal: entre altas temperaturas y riesgo de incendios
La Aemet mantiene la alerta naranja en amplias zonas del sur, suroeste y noreste peninsular, con valores que podrían superar nuevamente los 40 ºC esta semana. “Mucha precaución con las altas temperaturas: se trata de un fenómeno meteorológico adverso que supone un riesgo para personas expuestas y/o vulnerables”, advirtió el organismo en redes sociales.
En Portugal, el riesgo de incendios se ha intensificado en las zonas más áridas, mientras que las farmacias comienzan a notar el aumento de casos por insolación. “A pesar de las recomendaciones, seguimos viendo gente con quemaduras o síntomas de golpe de calor”, indicó la farmacéutica lisboeta Sofia Monnteiro.
Cambio climático y su huella en las olas de calor
Los científicos advierten que el cambio climático está multiplicando la frecuencia e intensidad de estos fenómenos. Las olas de calor en la región mediterránea han aumentado en un 30 % en las últimas dos décadas, y los eventos con temperaturas por encima de los 28 ºC durante tres días consecutivos tienen ahora diez veces más probabilidad de ocurrir que en la era preindustrial.
Emanuela Piervitali, del Instituto Italiano de Protección e Investigación Medioambiental (ISPRA), subraya la gravedad del fenómeno: “Las temperaturas seguirán aumentando y los extremos térmicos se volverán más habituales. Las ciudades, con su efecto de isla de calor, sufrirán especialmente”.
Europa se enfrenta, una vez más, a un verano que pone a prueba su capacidad de adaptación ante el calentamiento global. Las olas de calor, lejos de ser excepciones, se están convirtiendo en una parte estructural del clima del siglo XXI.